26 oct 2010

King Kong (1933)


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En esta Obra Maestra del cine Fantástico, el ritmo es totalmente trepidante; de hecho pocos filmes de la epoca, si es que hay alguno, presentan tal cantidad de metraje de acción sin respiro; en ese sentido es muy "moderna", como Star Wars o Indiana Jones.


Tengo debilidad por la estupenda marioneta de los primeros planos y me convence, quizás por lo económicamente que se perfila, la relación entre los personajes humanos. Por otra parte es una visión acertada del cine desde dentro, de la búsqueda de lo espectacular e insólito, de cuando hacer cine era toda una aventura...

SPOILERS

Evidentemente los efectos especiales tienen sus defectos, pero para aquel momento son geniales. Además me pregunto si se rodaría en orden cronológico, porque el simio está bastante mejor animado en Nueva York que en la selva.


Los últimos minutos son absolutamente geniales, con esos planos "movidos" tan modernos tomados desde la perspectiva de los pilotos, pero sobre todo con la soberbia interpretación de la maqueta: su agonía es de gran dramatismo, muere como un heroe trágico, y eso sin ningún Andy Serkiss controlándole los movimientos...

King Kong (1976)


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Floja versión de la obra maestra de 1933. Hay que reconocer que es un film entretenido, que se deja ver, pero hay elementos que chirrían enormemente.

SPOILERS

Primero el simio: el disfraz y las máscaras son excelentes, pero no así la interpretación, camina de una forma totalmente humana en detrimento de su credibilidad. Pese a que las maquetas de la ciudad son excelentes (las de las isla no tanto), los movimientos del gigantesco protagonista provocan un inevitable efecto Godzilla y parece que en cualquier momento van a aparecer los Power Rangers...


Segundo, la triste isla: ni dinosaurios, ni bichos ni nada. Solamente una serpiente gigante, y poco creíble, con un aspecto que tampoco ayuda a repartir las escalas. Eso sí, los escenarios naturales son tremendos.


Tercero: el toque erótico-setentero a veces roza el ridículo. Es mucho más lógico el lirismo de algunas escenas del Kong de Jackson y más adecuado a la historia. Eso sí, Jessica Lange gana por goleada en belleza y sensualidad a las otras dos "novias" que hemos conocido al simio.

Aun así hay un par de puntos positivos. Cuando se acerca al film clásico, en la escena del sacrificio, o la del tronco-puente, la película alcanza momentos de gran efectividad. Las escenas finales (en el World Trade Center y con un plano profético), con la protagonista desesperada por salvar a Kong, anuncian la versión de Jackson, aunque se diga que no tuvo este film en cuenta.


Y, aunque parezca forzado, lo mejor es la crítica social. Cuando, una vez en Nueva York, se presenta al simio a los medios, en un acto publicitario en el que surge de un gigantesco surtidor de gasolina, los autores trazan un interesante paralelismo entre las sociedades primitivas que adoran a falsos ídolos en situaciones de trance desquiciado y la sociedad capitalista, adoradora del éxito y el dinero, de todo lo que vende la publicidad televisiva.

Entretenida sin más. Las imprescindibles son las otras dos versiones.

King Kong (2005)


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Fui con muchas dudas a verla. Por una parte confiaba en Peter Jackson después de haber visto películas suyas magníficas. Por otra parte desconfío de los remakes porque casi nunca sale nada verdaderamente bueno de ellos.

Además, había leído opiniones para todos los gustos, alguna verdaderamente entusiasta, pero casi todas decepcionadas. A unos no les gusta la parte del principio, a otros la del medio, a otros la del final. Se suponía que los efectos especiales no estaban a la altura, que los actores (salvo la protagonista) no estaban nada bien, que sobraba metraje por todas partes... La gente la calificaba por partes, cuando otras veces juzgan sagas enteras como una unidad. Se hablaba de ella en ocasiones con tanto ensañamiento como con la nueva trilogía de Star Wars...

¿Y qué me he encontrado? Que casi todo el mundo había visto... otra película.


Porque si la grandiosidad en cine tiene un nombre, desde ahora es Kong. Si hay un remake hecho con respeto y con cariño, es esta película, llena de homenajes, de verdaderos homenajes, que no de plagios. Si hay diversión, ternura, emoción y terror, aquí están.

Porque no me parece lógico ensañarse con dos planos de efectos digitales cuando están rodeados de otros 20 perfectos. Porque esa obsesión porque "no se note nunca nada y si no, no vale" nos va a acabar impidiendo disfrutar de la magia del cine. Porque pareciera que el único con derecho a hacer películas de dinosaurios es Steven Spielberg. Y encima Kong es pura perfección, uno de los hitos de la infografía, un actor digital de primer orden.


King Kong es una historia de amor y ternura tremenda; las escenas en que Ann Darrow logra la amistad del simio a base de hacer el saltimbanqui, el baile sobre el hielo o los momentos frente a un sol posado sobre el horizonte, son puro amor al cine: dejarse llevar para contemplar la belleza plasmable en una pantalla. Nada que ver con los delirios eróticos de la versión de Guillermin.

King Kong es un film coherente, que podría tener una duración más breve, pero que está perfectamente equilibrado internamente. Ninguno de los actos, entre un prólogo y un desenlace magníficos, pierde ni ritmo, ni diversión ni interés. King Kong es un festival del exceso, pero el mismo concepto de King Kong es excesivo: o se hace un film excesivo o no se molesta uno en hacerlo...


Y además es un film sobre el amor al cine, sobre la pasión por hacer cine, por el espectáculo, llevada a la psicopatía. El director se identifica con el personaje más desagradable y rastrero de todos, retratado de manera verdaderamente negativa, no como en el film original. Por esto y por algunos aspectos secundarios, al film de Jackson que más me recuerda es a Forgotten Silver (La Verdadera Historia del Cine), un mediometraje que aprovecho para recomendar.

En fin: imprescindible para amantes del cine de cualquier y de todas las épocas.

19 oct 2010

En Busca del Arca Perdida (1981)


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El intento de Lucas y Spielberg de resucitar el género de aventuras, tomando como punto de partida el estilo de los seriales cliffhangeros y los films casi siempre de serie B que habían seguido con fruición en su infancia, no pudo haber tenido resultados mejores.


Uniendo elementos de esas películas y seriales con el estilo de diálogos y situaciones de las mejores comedias de los años 30, más el interés de Spielberg por dirigir un film de James Bond (al que las aventuras de Indiana Jones deben mucho, partiendo de la estructura del guión con una breve aventura que sirve como prólogo a la trama principal), lograron crear con En Busca del Arca Perdida un film de acción casi sin respiro, entretejido con elementos humorísticos, fantásticos e incluso terroríficos absolutamente inolvidable.

El mismo protagonista, que combina elementos del héroe de toda la vida con ciertos rasgos del antihéroe de las décadas inmediatamente anteriores es uno de los mayores hallazgos del film. Una imagen que se convierte en un icono dede la primera vez que aparece en pantalla, con su sombrero, su látigo y su cazadora. Un personaje que combina una vida bastante rutinaria como profesor universitario con una vida de cazatesoros de discutibles métodos que lo llevan alrededor del mundo. Pero también un protagonista con mal carácter, al que le duelen las heridas y las magulladuras y terriblemente gafe a la hora de meterse en líos, aunque al final salga airoso de sus aventuras.


Eso sí, como en Ítaca de Kavafis, lo de menos es llegar; lo que importa es el viaje. Porque Indiana Jones casi nunca consigue el objetivo deseado al principio; es más, al final siempre se da cuenta que el artefacto mágico, la reliquia esotérica que buscaba es mejor que no esté en manos de nadie. Ni en un museo siquiera.


El reparto es excelente, desde Harrison Ford (conviertiéndose en mito por segunda vez, tras ser Han Solo; no sería el último, al año siguiente sería Rick Deckard) hasta la enérgica Karen Allen (en un registro deudor de la Katherine Hepburn de los 30), pasando por todos y cada uno de los secundarios, desde la elegancia del malvado Belloq (Paul Freeman) hasta Ronald Lacey como el siniestro Toht (protagonista de quizás el mejor gag del film: el misterioso aparato de tortura que resulta ser simplemente una percha). También son interesantes Denholm Elliot y John Rhys-Davies; tanto que ganarían protagonismo en la tercera entrega de la serie.


El excelente guión de Lawrence Kasdan, permite a Spielberg desplegar su maestría en la puesta en escena. Qué pena que a lo largo de los 80 y 90 el realizador estuviera tan empeñado en que lo tomásemos en serio, dado que lo mejor que sabe hacer es entretener: qué manía de intentar enseñar ética y moral. Hay elementos muy bien resueltos: cuesta imaginar mejor forma de expresar la iracunda omnipotencia del Jehová del Antiguo Testamento que la escena de la apertura del Arca de la Alianza.

En fin, una Obra Maestra del cine de aventuras, una de las mejores muestras del talento de sus creadores y un fim inolvidable, al menos para un par de generaciones, al menos para la mía.

Indiana Jones y el Templo Maldito (1984)


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Indiana Jones y el Templo Maldito es bastante diferente a la primera entrega de la saga. Es un film bastante más oscuro, más terrorífico aunque también más humorístico (con un humor más negro). Ambientada un año antes de En Busca del Arca Perdida (parece ser que Spielberg no quería repetir con los nazis de malvados, al menos no tan pronto), es como digo, un film de excesos. Pero... ¿es eso malo?


Comienza con un número musical imposible (Anything Goes, pero en chino) deudor de los excesivos musicales de los 30 y continúa con peleas y persecuciones a lo largo de Shanghai. Accidentalmente los protagonistas terminan en la India, lo que es la oportunidad perfecta para homenajear a las cásicas fantasías orientales de colorines que tanto habían gustado siempre en Hollywood. Pero posteriormente, la trama de sectas y sacrificios humanos lleva a la película por unos derroteros siniestros y terroríficos, que harán al propio Indy pasarse al lado oscuro, al menos por un rato. Desde luego el primer film tenía momias bastante inquietantes y serpientes en cantidades industriales, pero estas últimas eran una amenaza, no el plato principal de la cena. Además de éstas tenemos insectos, elefantes, lagartos, murciélagos... vamos, un zoológico completo.


Curiosamente, también se potencia la presencia infantil, ya que el compañero de fatigas del Dr. Jones es Short Round (aquí Tapón), interpretado por el debutante Ke Huy Quan, responsable de buena parte del humor del film. Aparte uno de los objetivos de la misión de Indiana es liberar a una buena caterva de niños que son utilizados como esclavos por los malvados Thuggees, liderados por el espantoso Mola Ram (con la simpática afición de sacar los corazones de sus víctimas y mantenerlos vivos hasta que ardan en un pozo de lava), interpretado por el astro bollywoodiense Amrish Puri.


También encontramos diferencias en la protagonista: si la Marion Ravenwood del primer film, aparte poseer una resistencia sobrehumana a los efectos de la ingesta de alcohol, siempre estaba dispuesta a coger una sartén o un palo para noquear al nazi o mercenario de turno, Willie Scott (Kate Capshaw) solo sabe gritar y correr cada vez que algo la asusta. Es decir, el papel típico de la clásica heroína de aventuras: un lastre. Eso sí, también una fuente inagotable de gags.


Podemos reprochar un puntito racista. Bueno, qué narices, el cine que tratan de homenajear pasaba olímpicamente de cualquier tipo de corrección política. Y, por seguir criticando, si bien al final suele renunciar a las reliquias que encuentra, el concepto de arqueología del Profesor Jones es tan predatorio como la actitud del Museo Británico con los Mármoles Elgin y tesoros similares.

Con escenas tan inolvidables como la de los vagones de la mina o la del puente colgante, un diseño de producción impecable y un trabajo muy destacable de la ILM en el uso de maquetas, Lucas y Spielberg vuelven a lograr su objetivo: entretener, emocionar y divertir al máximo. Ahora parecen arrepentidos de haber hecho un film tan oscuro; no deberían estarlo.

Indiana Jones y la Última Cruzada (1989)


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Indiana Jones y la Última Cruzada es una mirada a los orígenes del mito en dos aspectos. Por una parte recupera escenarios, personajes, a los nazis como villanos y las reliquias de la cultura judeocristiana de la primera parte. Por otra parte profundizamos en las razones de Indiana Jones para ser como es, a través de una aventura de su adolescencia y, sobre todo, a través de el reencuentro con su padre.

La película comienza con un Indiana Jones Boy Scout en 1912. River Phoenix interpreta con gracia al personaje el día en el que adquiere su sombrero, su látigo, su cicatriz en la barbilla y su ofidiofobia. La dinámica escena se ve enormemente beneficiada por la música de John Williams. El responsable de la heroica fanfarria de la saga y de los siniestros coros de los adoradores de Kali brilla con luz propia en la escena inicial de la que quizás sea la película de la saga con más música incidental.


Indy acepta hacerse cargo de la búsqueda del Santo Grial para encontrar a su padre desaparecido. Cuenta con la asistencia de la antigua ayudante de su padre, la doctora Elsa Schneider (Allison Doody).

En un castillo ocupado por los nazis se produce el encuentro entre padre e hijo. Y Henry Jones Sr. solamente podía interpretarlo un actor, Sean Connery, ya que el James Bond original es casi tan padre del personaje como Lucas y Spielberg. Aunque parece un ratón de biblioteca, el desarrollo de la trama nos desvelará que hay menos diferencias entre padre e hijo de lo que pensábamos en un principio.

El humor, aparte de los diálogos entre Ford y Connery viene de la mano de los recuperados Marcus Brody (Denholm Elliott) y Sallah (John Rhys-Davies). También destaca una escena con el mismísimo Adolf Hitler.


De nuevo tenemos secuencias inolvidables. Como siempre hay bichos, en este caso cientos de ratas de alcantarilla en unas catacumbas venecianas. Y después tenemos persecuciones en lancha, moto (con sidecar) y avión. También una batalla campal con tanque y todo. Las escenas finales nos permiten disfrutar de la belleza de Petra (Jordania), uno de cuyos templos tallados en la roca hace las veces de escondite del Grial.


Si en los films anteriores se nos presentaban los dos tipos clásicos de heroína, la independiente y la inútil, aquí estamos ante algo parecido a una mujer fatal. Y digo algo parecido porque si bien utiliza sus armas de seducción con padre e hijo para meterlos en un buen lío, tiene bastantes cualidades redentoras que va mostrando en el último tercio del film. Pese a todo está condenada desde el principio, al final su ambición la llevará a la muerte.


Las pruebas de fe a las que Indy se ha de someter para recuperar el grial, cobran sentido al ser el único modo de recuperar a su padre, aunque finalmente, será Henry Jones Sr. quien salve la vida de su hijo al demostrarle respeto en un momento crucial. Los momentos entre padre e hijo convierten al film en el más sentimental de la trilogía, pero esa sentimentalidad nunca resulta empalagosa al estar sazonados con humor casi constantemente. De hecho aun queda un chiste final para redondear nuestra visión de los orígenes del mito: sabremos por qué Henry Jones Jr. se llama a sí mismo Indiana.

Menos oscura que el Templo Maldito, recuperando muchos elementos de la primera parte y añadiendo más sentimiento que en previas ocasiones, Spielberg y Lucas logran crear un colofón para la trilogía en el que conseguimos por fin conocer al protagonista y saber por qué es como es. En fin, otra brillante entrega de una saga de gran calidad, que nunca defrauda.

El Intendente Sansho (1954)


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Sanshô Dayû, dirigida por Kenji Mizoguchi en 1954 es una de las mayores obras maestras del cine japonés. Nos cuenta la historia del alcalde de un pueblo que es destituído de su cargo y desterrado por actuar en base a su conciencia.

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Años después, su mujer y sus hijos, que están viajando a pie por el país, son secuestrados. La mujer, Tamaki, es enviada al burdel de una isla y los hijos, Zushio y Anju, son vendidos al cruel Sansho para que trabajen como esclavos. El tiempo pasa y Zushio parece haber olvidado los principios inculcados por su padre, y trata a sus compañeros del mismo modo que Sansho, pero su hermana Anju los mantiene vivos y al averiguar que Tamaki puede estar viva comienza a considerar la posibilidad de escapar...


Comparable en calidad a la también maravillosa Saikaku ichidai onna (La vida de Oharu, mujer galante - 1952), que nos muestra las peripecias de una joven que por una serie de desgracias va descendiendo hasta lo más bajo de la sociedad a lo largo de los años, El Intendente Sansho es magnífica en casi todos los aspectos. La puesta en escena es sumamente destacable, así como la dirección de actores, y también el montaje, que brilla sobre todo al principio, cuando se concatenan escenas de la familia errante con unos flashbacks que nos muestran como cayeron en desgracia. Pero sobre todo, es un film magníficamente escrito, en el que ni falta ni sobra una línea, con frases que resultan a veces conmovedoras (por lo que dicen, por cómo lo dicen y por cuándo y cómo se dicen) y con una trama plagada de paralelismos: varias escenas de la segunda mitad de la película reproducen escenas de la primera mitad, mostrándonos de manera dramática los cambios.

Una película éticamente irreprochable, que habla de caridad, de libertad, de lealtad hasta la muerte, de seguir fiel a tus principios cuando consigues un cargo con poder. En Japón hay mucho más que cine de terror contemporáneo, anime (aunque Miyazaki o Takahata sean comparables a los grandes realizadores japoneses de los 50) y rollito otaku de pose. Echen la vista atrás.

Diamante de Sangre (2006)


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Si alguien está convencido de que realmente este es un fin político o de denuncia, es mejor que vaya bajando sus expectativas. Porque lo que aquí tenemos realmente es una buena película de acción, buena, sin más, en la que ciertamente se ponen sobre la mesa una serie de injusticias, pero que se queda a medio camino en esa denuncia.

Las actuaciones de los protagonistas son más que aceptables. Tanto Djimon Honsou como Jennifer Connelly están más que convincentes en su papel. Lo de DiCaprio es caso aparte: a veces lo ves (y lo oyes, que aquí hay un trabajo de acento muy destacable) y parece que estás ante el nuevo Marlon Brando, que se podría resucitar a Vito Corleone sin recurrir a DeNiro de nuevo, que es un genio. Pero en otros momentos da la sensación de que se pasa un poco, de que no le iba a ir mal un poco de contención... En fin, cuestión de gustos.

Las escenas de acción son excelentes, realistas y hasta cierto punto apabullantes. Sobran persecuciones y caminatas, aligerar el metraje hubiera mejorado el conjunto. De todas maneras algunos elementos del guión me parecen poco convincentes. Y desde luego, el final es bastante flojo.


Si hay una parte, o mejor dicho, subtrama, de la película que me resulta interesante, es la de los niños soldado. Me hubiera gustado ver más, quizás un film dedicado exclusivamente a ese aspecto. Consigue conmover e impactar. Eso sí, yo creo que hay cierta deuda estilística a Ciudad de Dios... También tiene bastante presente Apocalypse Now, por cierto.

Poco más puedo decir, aunque hay un aspecto que me gustaría comentar sobre el "mensaje" principal de la película. Desde luego que comprar diamantes que se utilizan para financiar guerras y matanzas es una barbaridad. Pero tampoco creo que los pobres mineros que se dedican a extraer los diamantes "limpios" vivan y trabajen en unas condiciones muy buenas, sobre todo considerando la cantidad de riqueza que se genera en el negocio. Así que, siendo justos, lo mejor que podríamos hacer sería no comprar ni de unos ni de los otros. Claro, que dada mi situación financiera, no tengo ni siquiera las oportunidad de plantearme el dilema...

Le voy a dar un 6. Y ya sabéis que suelo puntuar muy alto, pero no da para más... Es bastante entretenida y espectacular, con actuaciones excelentes, pero el guión es mejorable, el film ganaría puntos si se destacase el elemento denuncia y le sobra metraje.

Cartas desde Iwo Jima (2006)


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Excelente. Absolutamente conmovedora. Hay escenas que me han puesto los pelos como escarpias, como la de las granadas, el diálogo en inglés o la lectura en voz alta de cierta carta. Otra lección de cine del señor Eastwood. Si en Banderas de Nuestros Padres se cuestionaba el concepto de héroe (y su uso mediático) aquí se desmonta el concepto de honor como algo por encima del deber. En cualquier caso un alegato antibelicista de primer orden.


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Aun así, hay un punto que no me convence, pero es más ideológico que cinematográfico: qué curioso que los mandos japoneses "buenos" son los que han estado en los Estados Unidos antes de la guerra. En cualquier caso, podríamos alegar que tienen ventaja porque conocen al enemigo, saben como va a actuar y se aprovechan de ello, pero qué curioso que derrochen humanidad además. Quizás trata de transmitir que hay que conocer otras culturas y saber apreciarlas, pero en algún momento me pareció un poco exagerada la actitud de los mandos "no occidentalizados". Eso sí, hay una escena que deja muy mal al ejército norteamericano, todo hay que decirlo.
Con Banderas de Nuestros padres forma un díptico estupendo, se complementan muy bien porque son muy diferentes pero muy parecidas al mismo tiempo. Es largo de explicar: véanlas.

Half Nelson (2006)


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Half Nelson es una película estupenda. Su retrato de las relaciones humanas es más que destacable. Rodada cámara en mano, narrada en ocasiones de un modo puramente visual, con silencios que son tan importantes como los (excelentes) diálogos.

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Dan (Ryan Gosling) intenta hacerlo lo mejor que puede, realmente está motivado para la enseñanza; de hecho necesita la enseñanza para centrarse, porque es un adicto al crack y su vida es un desastre en casi todos los aspectos. Drey (Shareeka Epps) también intenta hacerlo lo mejor que puede, estudia, juega al baloncesto, y visita a su hermano en la cárcel. Pero no puede evitar caer bajo la influencia del camello que lo puso allí, que por una parte se siente en deuda con ella y por otra quiere reclutarla para sus trapicheos. Cuando Dan y Drey decubre los secretos de cada uno, se establece poco a poco una relación bastante tierna pero no exenta de elementos incómodos.



El film puede presumir de interpretaciones absolutamente impresionantes (a Ryan Gosling hay que verlo y oírlo para creerlo; se merecía el Óscar porque crea un personaje absolutamente genial, y el resto del reparto, sobre todo Shareeka Epps está a la altura), de una credibilidad que conmueve, Half Nelson (el título se refiere a una llave de lucha de la que uno no se puede soltar) es cine indie, pero del bueno, bueno, no del sobrevalorado y a medio cocer que a veces nos llega. Una de las originalidades del film es cómo se muestran ciertos hitos de la lucha por los Derechos Civiles, o abusos contra éstos más bien.

Lo mejor es que no se dan motivos claros para las acciones de los personajes, ni se ofrecen soluciones a sus problemas. Nadie es perfecto por mucho que lo intente, y tampoco podemos demonizar a ninguno de los personajes. En un film estándar, al final de la película habría un proceso de redención lacrimógeno, o un castigo a los personajes por sus malas acciones. Aquí no. Al terminar de verla no parece que hayamos visto una película; parece que hemos sido testigos de un trozo de vida.

El Espinazo del Diablo (2001)



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Un hogar para pequeños republicanos, dirigido por una coja (la Paredes) y un argentino (no, Alterio no, el otro) enamorado de ella. Una cocinera mona (Irene Visedo), despertando hormonas, y el portero, medio facha, ambicioso y vibrador de ambas féminas (Noriega, claro).Y claro, los niños, de todo tipo pero muy bien actuados.

SPOILERS

Ah, uno de los niños es un fantasma que busca venganza, como en Al Final de la Escalera. La intriga es bastante simple, lo que en este caso no es bueno. No quiero revelar el argumento, así que solamente diré que se entrecruzan las relaciónes del niño protagonista (Fernando Tielve) con sus compañeros, sobre todo el muerto y la búsqueda por parte de Noriega del tesoro que financia el orfanato, aprovechándose de las ganas de marcha de la Paredes para robarle llave tras llave. Luppi es el gran héroe, la figura patriarcal que ayudará a los niños incluso...


El toque hispanoamericano está claro. La magia y lo sobrenatural se mezclan con el realismo social. La muerte, lo inmortal y lo letal aparecen como elementos poco ajenos a los personajes. Y claro, también vemos cosillas que remiten a Buñuel, o al marqués de Sade. Luppi se dedica a vender el líquido de los frascos de fetos deformes como un licor exquisito, acto sutilmente caníbal de inspiración surrealista. También veo a Buñuel en el viridianil acto de sacar a todos los santos a relucir por si vienen los fachas, y en la pata de palo tristanesca de Paredes. Y también otro detalle que a mí me parece muy simbólico. El patio del colegio está presidido por una bomba que no explotó, erguida como el monolito de Kubrick, con misteriosos sonidos internos a pesar de haber sido desactivada, que se convierte, como el monolito, en algo que acompaña a la evolución y al aprendizaje que se dá a través de la violencia. Si el monolito aparece cuando los simios se hacen humanos a través de machucarle la testa al prójimo, la bomba cae la noche del asesinato del niño fantasma (que es muy original en su concepcion, por cierto), cuando uno de los chicos madura a través de experimentar la muerte de cerca.


A pesar de tomar partido por la república, no creo que Del Toro pretenda utilizar a Noriega como símil de Franco o el franquismo, más que nada por el físico. Lo que se denuncia es la maldad del oportunista, del que se aprovecha de las desgracias ajenas, provocándolas o no: y ese tipo de carroñero aparece en todas las guerras y en todos los bandos, en todos los atentados, catástrofes y accidentes. Se critica al ingrato, al violento, al egoísta. Una vida cruel no justifica la maldad de un ser humano.

Y todo esto en un envoltorio precioso, con una fotografía hermosa y un diseño de producción rozando lo perfecto. Y resulta que al final más que con la historia te quedas con la sensación de haber visto un poema. El lirismo que destila la película, su nada disimulado carácter de cuento de hadas y su reflexión sobre los fantasmas, que no quiero revelar aquí y que es muy importante en la película nos, llevan a un mundo aparte, a sensaciones nuevas, a la emoción de algo más lírico que épico, más cercano a lo infantil que a lo terrorífico, algo lleno de esperanza.

¿Qué es un fantasma...?

Apocalypto (2006)


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No he visto La Pasión de Cristo. Sí he visto Braveheart, que no digo ni mucho menos que sea mala, pero comparte el podium de las películas sobrevaloradas de los últimos años con Gladiator y Titanic. Apocalypto, desde luego, es bastante mejor.

Esta historia épica de planteamiento un tanto simplista, con mensaje ecológico también simplista, con un drama paralelo bastante soso a veces, y fusilada directamente en ocasiones del Depredador de McTierman, contiene, entre otras muchas muchas virtudes, la máxima que puede tener una película: nunca aburre. Porque la narración de unos hechos que transcurren en unos pocos días, fluye (salvo quizás al principio), con una facilidad tan pasmosa y un dinamismo tan sorprendente que demuestra que el señor Gibson es un buen director, de hecho, ha mejorado bastante Consigue mantener la tensión en todo momento, casi todas las escenas de acción duran lo justo para satisfacer y no aburrir, nos regala unos cuantos sustos, hay ciertos momentos de escapismo cómico y otros de emoción justificable. Y qué quieren que les diga, me encanta la violencia y la casquería, siempre que sea en pantalla, of course...


La reconstrucción de la civilización maya a mitad del film, no sé si será fidedigna, pero es totalmente apabullante. Quizás en el aspecto decorados las cosas se puedan hacer mejor (me refiero sobre todo al pozo, que es un tanto cartonpiedril), pero en todo lo referente a maquillaje, vestuario, gadgets y diría yo casi coreografías logra fascinar a cualquiera. Es algo nunca visto. La puesta en escena es casi siempre inmejorable; la fotografía a mí me ha parecido excelente y el montaje también, salvo por el molesto drama secundario, que todo hay que decirlo, al estar confinado a un espacio reducido no es cosa fácil de rodar y montar.

Las actuaciones me parecen muy buenas. Auguro una buena carrera para el protagonista. Me gusta de Gibso ese empeño que le ha entrado por rodar en la lengua original de los acontecimientos, a pesar de lo que puede significar eso a la hora de vender la película: ya sabéis que no me gusta nada el cine doblado, a pesar de que la profesión de actor de doblaje me parece necesaria y totalmente respetable.

¿Qué será lo próximo?¿Montará el señor Gibson su trilogía épica en paralelo para hacer un Remake de la Intolerancia de Griffith (que recordemos también era un racistón de tomo y lomo, qué mala leche tengo)? ¿Nos mostrará la Revolución Francesa en francés o la Rusa en ruso? Todo puede pasar. Quiere ser una especie de David Lean, mezclar lo épico y grandioso con el intimismo, y quizás, si pierde esa simplonería, lo lograría. Aunque claro, siempre me va a parecer un facha, sí, es personal.

En fin, muy buen cine, aunque no una obra maestra ni mucho menos.