19 oct 2010
Indiana Jones y la Última Cruzada (1989)
Filmaffinity
IMDB
SPOILERS
Indiana Jones y la Última Cruzada es una mirada a los orígenes del mito en dos aspectos. Por una parte recupera escenarios, personajes, a los nazis como villanos y las reliquias de la cultura judeocristiana de la primera parte. Por otra parte profundizamos en las razones de Indiana Jones para ser como es, a través de una aventura de su adolescencia y, sobre todo, a través de el reencuentro con su padre.
La película comienza con un Indiana Jones Boy Scout en 1912. River Phoenix interpreta con gracia al personaje el día en el que adquiere su sombrero, su látigo, su cicatriz en la barbilla y su ofidiofobia. La dinámica escena se ve enormemente beneficiada por la música de John Williams. El responsable de la heroica fanfarria de la saga y de los siniestros coros de los adoradores de Kali brilla con luz propia en la escena inicial de la que quizás sea la película de la saga con más música incidental.
Indy acepta hacerse cargo de la búsqueda del Santo Grial para encontrar a su padre desaparecido. Cuenta con la asistencia de la antigua ayudante de su padre, la doctora Elsa Schneider (Allison Doody).
En un castillo ocupado por los nazis se produce el encuentro entre padre e hijo. Y Henry Jones Sr. solamente podía interpretarlo un actor, Sean Connery, ya que el James Bond original es casi tan padre del personaje como Lucas y Spielberg. Aunque parece un ratón de biblioteca, el desarrollo de la trama nos desvelará que hay menos diferencias entre padre e hijo de lo que pensábamos en un principio.
El humor, aparte de los diálogos entre Ford y Connery viene de la mano de los recuperados Marcus Brody (Denholm Elliott) y Sallah (John Rhys-Davies). También destaca una escena con el mismísimo Adolf Hitler.
De nuevo tenemos secuencias inolvidables. Como siempre hay bichos, en este caso cientos de ratas de alcantarilla en unas catacumbas venecianas. Y después tenemos persecuciones en lancha, moto (con sidecar) y avión. También una batalla campal con tanque y todo. Las escenas finales nos permiten disfrutar de la belleza de Petra (Jordania), uno de cuyos templos tallados en la roca hace las veces de escondite del Grial.
Si en los films anteriores se nos presentaban los dos tipos clásicos de heroína, la independiente y la inútil, aquí estamos ante algo parecido a una mujer fatal. Y digo algo parecido porque si bien utiliza sus armas de seducción con padre e hijo para meterlos en un buen lío, tiene bastantes cualidades redentoras que va mostrando en el último tercio del film. Pese a todo está condenada desde el principio, al final su ambición la llevará a la muerte.
Las pruebas de fe a las que Indy se ha de someter para recuperar el grial, cobran sentido al ser el único modo de recuperar a su padre, aunque finalmente, será Henry Jones Sr. quien salve la vida de su hijo al demostrarle respeto en un momento crucial. Los momentos entre padre e hijo convierten al film en el más sentimental de la trilogía, pero esa sentimentalidad nunca resulta empalagosa al estar sazonados con humor casi constantemente. De hecho aun queda un chiste final para redondear nuestra visión de los orígenes del mito: sabremos por qué Henry Jones Jr. se llama a sí mismo Indiana.
Menos oscura que el Templo Maldito, recuperando muchos elementos de la primera parte y añadiendo más sentimiento que en previas ocasiones, Spielberg y Lucas logran crear un colofón para la trilogía en el que conseguimos por fin conocer al protagonista y saber por qué es como es. En fin, otra brillante entrega de una saga de gran calidad, que nunca defrauda.
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