16 oct 2010

West Side Story (1961)


Filmaffinity
IMDB


SPOILERS

Un film dual, contradictorio: los bailes son peleas, las peleas son bailes, la inmensidad es íntima, las canciones son política, la oscuridad puede ser acogedora y la luz peligrosa, los nativos son inmigrantes, los inmigrantes americanos, el silencio también es música, tragedia y comedia. Las dos caras de la moneda en la misma pantalla. Un film hermoso y duro. Sin duda imprescindible.

Algunas escenas en la misma calle, otras en unos magníficos decorados coloristas a la par que realistas: las infinitas escaleras de incendios, las oscuras tiendas, los siniestros y sucios callejones pueden desaparecer por mor de la iluminación, las proyecciones los filtros o las dobles exposiciones para crear dentro de la imagen panorámica un espacio íntimo donde la pareja o uno de los dos puede dar rienda suelta a sus sentimientos: un salón de baile atestado se convierte en un lugar para dos de oscuridad acogedora, una tienda de ropa se convierte en una iglesia. Mundos íntimos en medio de la inmensidad de la incertidumbre, al borde siempre del precipicio. A veces la luz y las sombras dividen, como anunciando el final. La luz y la oscuridad son igual de importantes, hay algo de novela gótica en esos decorados. Como he dicho, la oscuridad a veces acoge; otras veces es el peligro. Pero el peligro y la tensión también existen a plena luz de día. Y los colores: el rojo, el color de la vida y de la muerte...


Actuar, cantar, pelearse, escenificar una violación, simplemente estar quieto. Todo se confunde con el baile, todo se une sin costuras aparentes. Las peleas entre lo real, la acrobacia y la danza, peleas que son números de baile: la tragedia; bailes que son peleas: la comedia. Un espectáculo apabullante.

El trabajo de los actores es bastante bueno. Claro que la historia no es verosímil, que esas cosas no pasan en dos días ¿o sí?

Las canciones y la música incidental (¿o es la música de los bailes? No está claro) fusionan lo clasico y con ritmos latinos o jazzísticos. Importa poco que la pareja protagonista esté doblada en las canciones, creo que lo disimulan bastante bien. La partitura es tremenda, las canciones una sucesión de hits. Pero no están por estar: hacen avanzar la historia o nos dan información de fondo importante para entenderla. En casi todos los casos funcionan como una especie de terapia para los personajes: para reafirmarse como grupo o como persona. Es como si hubieran inventado la canción Psico-socio-política... Y también hay canciones de amor, claro. María...

Tres Canciones:

"América" El sueño americano: las portorriqueñas ven la cara positiva; los hombres sus limitaciones y engaños. Una canción alegre, un baile divertido: una letra amarga. Al final América es mala, pero Puerto Rico es peor. Ah, y Puerto Rico está en América.

"Gee, Officer Krupke!" O el problema de los chicos de la calle: pobrecillos, con madres prostitutas y padres borrachos y todo eso, ¿como van a ser de otra manera? Y los chicos cantando, burlándose de la policía, la justicia, los psicólogos y la asistencia social. Reafirman su identidad, son lo que son porque quieren. Ya. Hasta que el policía les planta cara: ahora vemos que ríen por no llorar.

"Cool" O la terapia para enfrentarse a un interrogatorio. La ley del silencio. Catarsis en un garaje.


Y con la música el silencio: hace poco leí que uno de los mayores inventos del cine sonoro fue el silencio. El cine mudo iba casi siempre acompañado de música, y en caso de que no fuera ¿con qué sonido se compararía para existir? El silencio es el anuncio de la tragedia, la confirmación de la desgracia. Por eso los instrumentos se callan durante la última escena. A capella duele más.

Moraleja: El odio genera odio, y eso no se soluciona con buenas intenciones. Y menos con más odio todavía. Quizás la tragedia no haya sido en vano, dos tímidos gestos abren la puerta a la esperanza. Los títulos de crédito entre grafittis. Entre Epitafios.

No hay comentarios: